Hace años estaba caminando por la isla griega de SantoriniHabía alquilado una pequeña casa y casi enfrente tenía un supermercado familiar. Con el paso de los días me hice “amigo” de Yorgos (Γεώργιος), un hombre muy amable que dirigía la tienda local de delicatessen y quesos.
No había día en el que no fuera a comprar algo: yogur griego, queso feta, aceitunas y otras delicias griegas. Y, por cierto, me quedé hablando con Yorgosquien me contó todo tipo de historias sobre su país, que si no eran ciertas, al menos eran verosímiles.
Justo en frente del mostrador Yorgos hubo varios dispensador de vino a granel: uno de vino blanco, otro de vino tinto y otro de vino rosado. Estaban decorados de tal forma que simulaban ser toneles de vino con grifo. Al lado había botellas de plástico, así que tomabas una botella, la llenabas con vino y luego pagabas en la caja.
Me pareció genial y un par de veces terminé llenando una de esas botellas.
El otro día, paseando por Cataluña, en el bonito pueblo costero de tossa de mar, me encontré con algo similar. Pero en ese supermercado le asignaron un espacio mucho más relevante, al mismo tiempo que ofrecían más opciones.
Se presentaron siete barricas con las siguientes variedades: Sangría, Oporto, Moscatel, Vino de Málaga, Vermú y Sangría Blanca.
En esta ocasión nos decantamos por el vermú, podéis verlo en este pequeño vídeo:
No estoy seguro de por qué me gusta comprar vino en los supermercados de esta manera, usando el barril. ¿Será que me retrotrae a algo artesanal, cercano a los orígenes?
Si lo pienso fríamente, quizás esto no sea muy apropiado desde el punto de vista del consumo de botellas de plástico y respecto a la conservación del vino, tengo que fiarme de las condiciones de los envases y de los grifos… Pero el La verdad es que siempre me resulta agradable ver esto en un supermercado. Y rara vez me resisto a activar uno de esos grifos 🙂
Y tú,
¿Has visto esta forma de comercializar el vino en los supermercados de tu ciudad o del mundo?
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