Manifestación en Belgrado contra la intención de normalizar las relaciones entre Serbia y Kósovo

Manifestación ultranacionalista en Belgrado contra la “traición” de su presidente, Alejandro Vucic. Cientos de ultraderechistas se concentraron en la capital serbia para mostrarse totalmente en contra de las intenciones de su gobierno de aceptar el plan propuesto por la Unión Europea para normalizar las relaciones entre Kosovo y Serbia.

Llevando banderas serbiasy también rusos, los manifestantes no sólo exigieron renuncias, sino que en algunos casos llegaron a amenazan con matar al presidente. Frente a ellos, los policías se desplegaron tratando de evitar que la situación se agravara.

Entre los organizadores de esta movilización estaba el ultranacionalista Damnjan Knezevic, líder de Narodna Patrola, la Patrulla Popular, que mantiene vínculos con el notorio grupo mercenario ruso Wagner, rechaza un Kosovo independiente y apoya la invasión de Ucrania. Knezevic no dudó en pedir públicamente ayuda para Rusia.

“¿Deberíamos dejar que Kosovo entre en la ONU?” preguntó Knezevic. ¿Qué tipo de generación sufriría y sobreviviría eso? ¿Tienen miedo a los disturbios? Bueno, te juro que estamos preparados para mucho más que disturbios”.

Rusia, un país amigo

Entre los manifestantes, opiniones muy similares, con constantes referencias a Rusia como país amigo: “Si este gobierno nos ha traído aquí, tal vez sea hora de cambiarlo”, dijo una mujer. “Estoy a favor de Rusia como familia. Mi familia está apegada a Rusia”.

“Él (Vucic) no compró Kosovo, ni lo consiguió, ni es suyo, ni su padre se lo dio, para que firme lo que tenga que firmar”, se quejó otro ciudadano.

Tras la manifestación, el propio presidente Vucic aseguró que la situación está bajo control, dejando claro que el Gobierno no permitirá que “matones y extremistas, con la ayuda de Occidente o Oriente, amenacen el orden constitucional”.

Cabe recordar que actualmente Serbia aspira a ingresar en la Unión Europea, lo que explica la postura diplomática y dialogante de Vucic frente a los planes de Bruselas y Washington con respecto a Belgrado y Pristina. Sin embargo, el presidente ya ha dejado igualmente claro que en ningún caso Serbia reconocerá la independencia de su antigua provincia.

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