Busan, la ciudad más grande de Corea del Sur, espera convertirse en la futura sede de la Expo 2030 gracias a una docena de razones diferentes en comparación con sus tres rivales oficiales: Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos), Roma (Italia) y Odessa (Ucrania). Descartado este último por obvias razones, la Asamblea General de la Oficina Internacional de Exposiciones (BEI) elegirá al ganador del certamen el próximo mes de noviembre en París.
Los 170 países socios decidirán con su voto el posible ganador. En la primera vuelta se requerirá una mayoría de dos tercios. Sin este aval, el asunto se resolverá en una segunda vuelta luego de eliminar a la ciudad con la menor cantidad de votos recibidos. A grandes rasgos, todo apunta a una pelea entre los emiratíes y los surcoreanos. Los primeros se jactan de los petrodólares y los segundos se apoyan en la mano de obra y las inversiones ya realizadas.
1. “Estamos listos”. Busan apela al lema Transformando el mundo para un futuro mejor, con tecnología para la humanidad. El esfuerzo realizado años atrás abarata las necesidades de inversión, lo que a su vez reduce la huella de carbono y multiplica la viabilidad del proyecto. “Busan es una ciudad ya preparada, no se crea nada nuevo con las principales infraestructuras ya operativas”, apuntan desde el comité organizador. La capacidad hotelera no es un problema en una de las ciudades más turísticas de Asia, sin necesidad de inversión adicional.
2. Las tres ‘W’s. La ciudad portuaria asiática ha apostado por tres conceptos siempre valiosos: bien desarrollado (bien desarrollado, fruto de más de 20 años de trabajo previo), bien situado (bien ubicado, en el llamado Puerto Norte de Busan, con una superficie similar al de 480 canchas de fútbol) y…